Estos amigos son tan insoportables que hemos considerado eliminarlos en mil ocasiones. A veces son la razón por la cual hemos dejado de entrar a Facebook. Hemos borrado a algunos, pero hay otros que continúan atormentándonos con su presencia virtual. ¿Quiénes son? Mira a continuación.

La que solo publica fotos de sus hijos

Ella piensa que sus hijos son especiales. Por su causa nuestro “feed” de Facebook parece la página oficial de Gerber, porque todo lo que sus hijos hacen es noticia. Sabemos cuándo el hijo eructó, durmió la siesta, pestañeó y le salió el primer diente. Nada de eso es especial, ni importante. Ahora, si su hijo hablara chino mandarín a los seis meses, levitara durante la cena o tuviera un súperpoder interesante, entonces sí ameritaría compartir con frecuencia todo lo que hace.

El que no para de enviar solicitudes de juegos

Es triste escuchar que entró una notificación y ver con tristeza que es una solicitud de juego. En ese momento pensamos que si nuestro amigo o amiga le dedicara el tiempo que usa plantando árboles y construyendo casas en Internet, pero en el mundo real, tendría millones al día de hoy.

La que publica con demasiada frecuencia

De repente entramos a Facebook y tenemos una invasión de mensajes, fotos, “selfies”, videos y todo tipo de contenido de una misma persona. Lo peor del caso, es que nada de lo que publica es de nuestro agrado. Cada vez que refrescamos la página hay un “post” nuevo de ella. Si lo hiciéramos ahora mismo, nos daríamos cuenta que es verdad.

El político

Este amigo quiere cambiar el mundo desde la comodidad de su computadora. Jamás ha ido a una marcha en el mundo real, un día critica al capitalismo y al otro al comunismo, y se contradice en más ocasiones de las que recordamos. Sus estatus son un llamado a una acción que él no realiza y critica al gobierno, a los de derecha, de izquierda, los del medio y hasta a la mosca que le pasó por el lado.

El extraño

En nuestra vidas no falta el contenido vulgar, fuera de lugar o simplemente demente gracias a las publicaciones de esta persona. Lo queremos sacar, pero secretamente nos gusta ver lo que publica para sentir la tranquilidad de saber que hay gente más loca que nosotros allá afuera.

El que tiene identidad doble

Este amigo un día nos llena el Facebook de mensajes religiosos y el otro solo coloca contenido sexual o que insulta a los demás. Hay días en los que se confunde y escribe estatus mixtos como: “Dios es mi fortaleza. Sé que él me ayudará a verte siete pies bajo tierra”. ¡Ay, Santo!

El vendedor

Aún no sabemos qué hicimos para merecer semejante trato, pero este “amigo” usa nuestro “Timeline” como espacio publicitario para colocar los últimos productos que está vendiendo junto a una lista de los beneficios milagrosos que tienen. Es la razón por la que muchos hemos decidido impedir que nos publiquen en el muro sin aprobación.

El que te etiqueta en cuanto fotomensaje existe

No somos ni tan amigos, pero esta persona no para de etiquetarnos en cuanto mensaje encuentra en Google. Lo peor de todo es que luego nos llueven las decenas de notificaciones que llegan de las otras personas etiquetadas. Ahí tenemos que eliminar nuestro nombre y pensamos seriamente si también deberíamos eliminarla a ella.

El que hace demasiados “Check-In”

Esta persona tiene la amabilidad de dejarnos saber todos los puntos que frecuenta, incluyendo el cine, la farmacia, la universidad, el trabajo, el baño y hasta el centro de masajes con finales felices al que acude cada semana. Donde debería hacer “Check-In” es en un terapista para que le explique los peligros de divulgar su paradero en todo momento.

El que se cree estrella de “Reality Show”

Este ser se cree Kim Kardashian o personaje de programa de MTV porque piensa que su vida es tan interesante que debe compartir cada detalle de lo que hace con sus amigos. Nos quiere mantener al tanto de su rutina diaria al subir fotos en la cama, llorando, cocinando, en fin, de absolutamente todo lo que realiza. Por medio de sus estatus nos enteramos con quién se pelea, a quién ama, a quién odia y hasta comunica el día que ovula o llega su periodo. Lo que esta persona necesita es aceptar la realidad de que no nos importa nada de lo que hace.

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