Consejos para evitar la monotonía en tu relación

Mantener el interés en una relación es una tarea ardua, pero posible. Pensar que el amor lo es todo y que no se necesita nada más es una manera simplista y poco real de ver la naturaleza de las parejas.

Si quieres mantener tu relación viva e interesante, sigue estos consejos, que aunque no son infalibles, bien podrían brindarte una idea de cómo romper la monotonía, el principal enemigo de las parejas.

Las citas con tu pareja son sagradas

Separa tiempo para tener cenas formales con tu pareja. Vístete como si aún lo estuvieras conquistando porque todavía lo estás haciendo. Probar nuevos sabores y tener nuevas experiencias culinarias es una manera de romper la monotonía y tener tiempo a solas. No necesariamente tiene que ser un restaurante costoso, sino un lugar distinto para descubrir y disfrutar de deliciosos platos juntos.

Demuestra tus sentimientos

Con el paso del tiempo, las muestras de cariño disminuyen en las relaciones. No permitas que esto suceda en la tuya. Cuando te despiertes, dale los buenos días a tu chico. Celebra cuando llegue a la casa en las noches y dile un buen halago. Dale unas cuantas nalgadas cuando te sientas traviesa, e incluso míralo directo a los ojos y dile lo afortunada que eres de tenerlo a tu lado. Permite que él conozco todo lo que sientes por él, y sí puedes ponerte cariñosa en lugares públicos, pero con moderación y juicio.

Brinda halagos

Si tu pareja se ofreció a preparar la cena, dile lo sabrosa que le quedó. Si asiste al gimnasio para ponerse en forma para ti, apóyalo y destaca las áreas en que se le nota la definición muscular. Lo importante es hacerlo sentir bien y las palabras son una excelente manera de hacerlo. Agradece todo lo que hace por ti y no des ninguna de sus acciones por sentado.

Busca pasatiempos en común

Nada une más a una pareja que tener aventuras y descubrir cosas nuevas. Si les gusta viajar, únanse cada cierto tiempo y planifiquen los destinos que visitarán durante el año. Los planes de viaje son una excelente excusa para unirse, coordinar y pensar en el futuro, el de ambos, unidos. Otras actividades como el cine, las artes, el baile y los deportes también son válidas. Aprende de ellas con tu pareja y cultiva la pasión en armonía. Mientras más cosas tengan en común durante la relación, mejor te sentirás.

Cultiva el arte de la conversación

Popularmente se dice que sabes que encontraste a tu pareja ideal cuando puedes hablar con ella por horas sin cansarte. Al principio de las relaciones, el elemento físico y sexual es muy fuerte, pero con el tiempo disminuye y lo que queda es el intercambio intelectual y personal, el cual se logra por medio del arte de la conversación. Además, no existe mejor sensación que saber que tu pareja tiene algo que enseñarte y que tú también tienes información para enriquecer su vida. Un nuevo tema es una manera de salir de la rutina.

Cuídate y reinvéntate

Conquistar a tu hombre es una tarea constante. Si te pones el mismo vestido, con los zapatos de siempre y el estilo de cabello de hace años es muy probable que verte en sí sea monotonía. Acude al gimnasio para mantenerte en forma y de vez en cuando adquiere piezas nuevas para que tu chico te vea renovada. Recuerda que los hombres son muy visuales y fáciles de impresionar físicamente. Dale motivos para que te halague y te diga cositas lindas al oído.

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¿Es tu relación un tipo de esclavitud consentida?

En estos tiempos modernos todavía existen mujeres que están en relaciones basadas en la desigualdad, la desconsideración y el machismo. Son mujeres que pierden por completo su individualidad por complacer a su pareja hasta en el más mínimo detalle. Esta carga lo que hace eventualmente es destruir sus sueños y convertirla en la sombra de otro. ¿Estás tú en una relación verdadera o en un tipo de esclavitud romántica?

Estás en una relación de esclavitud consentida si:

  • Tienes que pedir permiso para hacer cualquier cosa, en lugar de simplemente informar.
  • Nunca puedes hacer nada de lo que quieres, pero siempre tienes que complacer a tu pareja.
  • Dejaste tus sueños atrás hace mucho tiempo, incluso los has olvidado un poco.
  • Tu pareja no hace nada en el hogar y depende de ti para todo.
  • Tu pareja no te complace en nada, ni te trata de forma especial.
  • Te pones la ropa que tu pareja quiere, no la que tú quieres.
  • Te sientes intimidada por completo por él y sientes que no puedes ser tú.
  • Tu vida consiste en ir a trabajar, atender la casa y dedicarle tiempo a tu pareja.
  • No recuerdas la última vez que saliste a divertirte con tus amigas.
  • No puedes salir a ninguna parte sin tu pareja.
  • Sientes que no tienes voz ni voto en las decisiones de la relación.

Si contestaste que sí a la mayoría de las premisas anteriores es muy probable que tu relación es realmente un tipo de esclavitud. En ese caso es necesario que busques ayuda profesional y evalúes tu autoestima. Es difícil, pero como mujer mereces mucho más de la vida que una existencia controlada e inflexible.

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Lecciones que aprendí de mi madre-Parte 2

Como mi madre es una fuente inagotable de sabiduría y siempre tiene que decir lo que siente, comparto contigo otros consejos que me brindó.

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LECCIONES QUE APRENDÍ DE MI MADRE-PARTE 1

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¿Sigues siendo niña grande o eres una mujer? Descúbrelo.

Tu conducta te dará las respuesta a la pregunta del título. ¿Por qué? Pues, las acciones dicen más que las palabras. Mira las siguientes situaciones y decide si te comportas más como una niña o como una mujer madura. Míralo como un ejercicio de autodescubrimiento.

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Cómo tomar buenas decisiones

Tomar buenas decisiones es un verdadero don. Hay personas que lo hacen con facilidad natural, mientras que otras son sus peores enemigas a la hora de elegir lo que más le conviene en su vida. ¿Cuál de estas dos personas eres tú? Si eres sabia, sigue así y aprende estos nuevos consejos que puedes añadir a tu arsenal. Si necesitas ayuda en este departamento, adopta estas técnicas más que útiles.

Tomar buenas decisiones no es cuestión de suerte, sino de sabiduría.

Considera tus opciones

Antes de tomar cualquier decisión, ¡detente! Piensa en los distintos escenarios que pueden surgir con cada opción y cómo podrían afectarte. En primer lugar, prepara una lista de “pros” y “cons”, por ejemplo, de salir con un chico, cambiar de empleo, mudarte sola o irte a vivir a otro país. No importa cuán importante o simple sea la decisión, haz este ejercicio para que te sirva como guía. Si descubres más “pros” que “cons”, procede, de lo contrario, desiste.

Haz las consultas necesarias

Antes de tomar una decisión, debes estar bien informada, pero desiste de preguntarle a todo el mundo sobre lo que debes hacer. Busca la consejería de un amigo o especialista en el asunto a decidir. Si quieres comprar un auto nuevo, evita preguntarle a un amigo que desconoce de la categoría y acude mejor a esa persona que sabes conoce todo sobre modelos, rendimiento en combustible y precios. Zapatero a su zapato. Tampoco pidas demasiadas opiniones porque te vas a confundir, escucha unas pocas y de personas que consideras expertas en la materia a decidir.

Consulta a la Historia

Dicen que nadie aprende por cabeza ajena, pero las experiencias de otros pueden servirte como referencia, sobre todo cuando estás corta de tiempo para indagar. Existe una alta probabilidad de que una persona que estuvo anteriormente en tu posición pueda servirte de modelo. Así podrás provocar que la historia se repita si el resultado fue positivo o que no vuelva a ocurrir si fue detrimental.

Evalúa los resultados

Tras tomar una determinación es necesario que te sientes y analices las implicaciones que tuvo en tu vida para usarla como experiencia de aprendizaje o tomar medidas correctivas.

Usa estos consejos para tomar mejores decisiones en la vida. Si tienes tus propios métodos, compártelos para aprender de ti.

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La importancia de saber decir “no”

Muchos abogan por aprender a decirle sí a la vida para alcanzar la felicidad. Con los años aprenderás que serás más feliz si haces lo contrario, proferir con más frecuencia esa palabra monosilábica y sencilla: no.
Probablemente algunas de estas situaciones te ha pasado: te has amanecido escribiendo las tareas de tus mejores amigas, has quedado endeudada por pagarle las cuentas a tus parientes, le has comprado a tus hijos juguetes que no le hacían falta con el único fin de callarles la boca, te has quedado tarde en el trabajo para completar los trabajos de compañeros que escaparon de sus sillas a las cinco de la tarde o hasta te has acostado con hombres para evitar decirles que no una vez más. Te consideras una mujer fuerte y libre. Sin embargo, tu vida se llena más y más de actividades que no quisieras hacer.
Como mujeres hemos logrado grandes éxitos en el mundo profesional, en nuestros matrimonios y en la política. Sin embargo, muchas veces fallamos en el momento de afirmar nuestro valor propio y rehusarnos a hacer lo que no queremos, lo que no nos interesa o lo que simplemente no nos conviene. Pensamos demasiado en que nuestro ”no” hará que otros se sientan tristes, enojados o incómodos. Nos comportamos como si nuestro único objetivo en la vida fuese complacer a los demás con decir la palabra mágica “sí”. En verdad, tenemos que darnos prioridad a nosotras mismas y recordar que nuestra felicidad es prerrequisito para hacer feliz a quienes nos rodean.
Analiza si te estás dando tu lugar en en los siguientes contextos:
  • En tu relación: Todas queremos hacer felices a nuestras parejas, pero el amor requiere que ellos también obren para hacernos felices a nosotras. Si tú tienes que hacer todo el trabajo de la casa, pagar todas las cuentas y coordinar las actividades románticas, ha llegado la hora de negarte a hacer más de lo que te corresponde: la mitad. Si temes que esto resultará en el final de tu relación, seguramente esta no vale la pena. Recuerda que tu relación existe para hacerte feliz a ti y no al revés.
  • En tu familia: Todas tenemos parientes ”especiales”, a quienes les hace falta ayuda constantemente para resolver los problemas más simples de la vida. Abrimos nuestros corazones y bolsillos para ayudarles y luego encontramos que no tenemos fuerza ni dinero para lidiar con nuestros propios problemas. Es claro que siempre debemos cuidar a quienes pertenecen a nuestra familia, pero si no nos cuidamos a nosotras mismas antes de proteger a los demás, terminaremos resintiendo a quienes nos piden ayuda. Por ende, tanto nosotras como nuestras familias seremos más felices si encontramos la fuerza para decirle no a ese familiar que abusa de nuestra bondad.
  • En tu trabajo:  Algunas personas son tan miserables en su vida personal que su alma explota de placer y regocijo al pensar en quedarse tarde en la oficina. Estas personas positivamente sonríen cuando se les dice que deben llegar al trabajo el sábado y el domingo. Nada les deprimiría tanto como pensar en la posibilidad de pasar esos días al lado de sus esposos o sus hijos. Lo peor es que mientras más tiempo pasan trabajando, más empeora su vida social, familiar y personal, y por lo tanto más atractiva les parece la idea de quedarse hasta tarde en el trabajo. Si estás leyendo este blog, es muy poco probable que seas miembro de este club de eternos trabajadores que detestan estar con sus familias. Sin embargo, te debes cuidar, porque las personas que quieren estar todo el tiempo en su trabajo se convierten en hoyos negros y las persona que entran en su campo de gravedad son irresistiblemente atraídas hacia sus horas largas, sus fines de semana perdidos y sus vacaciones pospuestas hasta el infinito. Las personas adictas al trabajo no quieren estar solas, sino que quieren que tú y todas tus compañeras se queden en el trabajo con ellas. Si le dices que sí a estos seres que dan toda la impresión de ser laboriosos y pretenden continuar el trabajo ad infinitum, te estarás diciendo que no a ti misma- estarás dando fin a tus planes, tu vida social, tus pasatiempos, tus sueños y tu familia. Y cada vez que accedas a los deseos de los trabajadores infelices que te rodean, será más difícil decir que no en el futuro, porque habrás establecido, con tu silencio, que tú eres una de ellas. No terminarán los sermones sobre cómo tú los decepcionaste porque pensaban que podían contar contigo. Por eso debes encontrar fuerzas de donde no tienes para darle un no rotundo a los horarios súperextendidos que destruyen tu vida social y familiar, y debes hacerlo ahora.
Es hora de aprender a decir un “no” elegante y justificado. La vida es una, y la debemos usar para vivir como queremos nosotras, para hacernos felices a nosotras mismas y así complacer a los seres que amamos. Hacer otra cosa no es más que una especie sutil de esclavitud, y las mujeres hemos luchado demasiado para encadenarnos a nosotras mismas. Por eso tenemos que ser fuertes y decir que no a las cosas que no nos interesan. Solo así tendremos el valor y la confianza que nos harán falta para decirnos que sí a nosotras mismas.
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