Identifica a los trepadores profesionales en tu vida (“Gold Diggers”)

Los atributos que buscan en ti son tu solvencia económica para pagar un viaje a Europa, un vestidito de coctel, un traje con la etiqueta tentadora de un diseñador con un nombre impronunciable y prismas de luz para las muñecas, los dedos, los lóbulos de las orejas y el esternón.

Los ves en los vestíbulos de los hoteles más suntuosos. Lucen su mejor cara como si en todo momento les estuviesen tomando una foto. Su copa medio llena de champán oscila con el sensual movimiento de sus dedos y su expresión altiva probablemente te atrae de tal modo que te sientes como si estuvieras en un trance.

Los trepadores y las trepadoras profesionales tienen solo una meta cada noche, y en ocasiones, cada día: ligarse a una persona de amplio abolengo y de cartera generosa. Quizás ya has tenido un encuentro con este tipo de criatura tan interesante.

Esta película francesa protagonizada por la experimentada actriz Audrey Tatou, ilustra de manera divertida el estilo de vida de los trepadores profesionales.

Identificarlos no toma ni un cuarto de minuto. Las chicas lucen escotes obtusos, un perfumito francés que de seguro es una muestra de Macy’s y apuntan los deditos de los pies para dar la señal de que es justo ahí donde deben detenerse los hombres. Una vez atrapan con su telaraña de maquillaje y risitas, abusan de su elocuencia para conocer los intereses de su presa. Una vez los descifran, asumen su rol de Meryl Streep y venden el cuento de que tienen los mismos gustos. Hablan de literatura con fluidez y la víctima secretamente le da las gracias a todos los santos por haber puesto a esa persona fascinante en el camino.

Si te ha pasado y dices que te gusta la música, el trepador comenta que no se pierde ni una temporada de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, ah, ni de la Filarmónica. Right! Si expones que te encanta el arte, dice que ha visitado todos los museos del planeta, incluyendo el Museo del Juguete en Figueres; de seguro que su única experiencia artística fue con los Finger Paints cuando estaba en su etapa preescolar.

En el caso de los hombres, los verás de pie, no sentados, para dar un aire de seguridad. Te seduce uno en particular, no porque tome un trago refinado, sino porque juega con los cubitos de hielo que hacen que seas tú quien se derrita. Él busca cualquier excusa para tener un contacto físico y va a convertirse en un buen par de oídos.

La diferencia entre los géneros es que las mujeres son las que hablan y los hombres son los que escuchan. Sin embargo, tienen cualidades homogéneas. Probablemente cuentan con un grado universitario, un nivel de cultura por encima del promedio y un cuerpo de gimnasio. ¿Ya entiendes por qué no puedes resistirte a sus encantos?

Tú te conviertes en un mecenas, no de las artes ni de las letras, sino de estos seres que desean ser los dioses del carpe diem. Tu cartera los convierte en degustadores de vinos, pescados, mariscos y de todos los platos más costosos de la casa. ¡La banalidad es cosa seria! Tú eres igual de banal. Te das cuenta con el paso del tiempo. La repetición hace el aprendizaje y la creatividad de los trepadores profesionales es abundante; pero todo tiene un límite.

Si quieres ver a un trepador profesional masculino en todo su esplendor, esta película es tu mejor referencia. ¡Aprende a identificarlos!

Esta profesión tiene beneficios marginales, pero también tiene sus deberes y responsabilidades. No hay contrato, solo trueque. Tú das lo mejor de tu cuenta bancaria y ellos te dan besos, caricias, imposibilidades, almohadas hundidas y ceniceros repletos. ¡Toda una transacción comercial! Sabes que no es prostitución, ni escort service, sí un tipo de geishado, un entretenimiento milenario en el siglo del hedonismo rampante.

De seguro te topas con alguno o alguna de ellos una de estas noches. Todo va a estar bien siempre y cuando solo abras tu billetera y no tu corazón.

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